La mayor parte del CBD disponible en el mercado se extrae del cáñamo, una planta que pertenece a la misma especie del cannabis, pero tiene una composición química diferente con niveles muy bajos de THC (tetrahidrocannabinol).
El cáñamo contiene menos del 0,2% de THC, por lo que no tiene efectos psicoactivos. Además, es rico en CBD (cannabidiol), que no es psicotrópico y se utiliza en productos de bienestar, suplementos y medicamentos.
El cáñamo es una planta que crece rápidamente, mejora la salud del suelo y casi no requiere pesticidas ni herbicidas. Por ello, se considera una opción ecológica en comparación con otras fuentes de fibra y aceite.
Además de CBD, ¿qué más se hace con el cáñamo?
Dado que su fibra es extremadamente fuerte y duradera, el cáñamo se utiliza para hacer cuerdas, textiles, papel, bioplásticos y materiales de construcción.
Las semillas de cáñamo son nutritivas y se utilizan en la producción de alimentos (como aceite de cáñamo, proteína de cáñamo y semillas de cáñamo), productos cosméticos y suplementos dietéticos. El aceite extraído de las semillas es rico en ácidos grasos esenciales, y se usa tanto en la cocina como en productos para el cuidado de la piel.
¿Sabías que el cáñamo es una planta milenaria?
El cáñamo ha sido cultivado por miles de años, con usos documentados en China, India y Europa, para fabricar papel, ropa, cuerdas y otros materiales.
Esta planta es muy versátil para la agricultura, ya que se da en una amplia variedad de climas y suelos, y normalmente llega a alcanzar hasta 4 metros de altura en un ciclo de crecimiento corto.
Hoy día, los mayores cultivos de cáñamo se encuentran en China, Canadá, Estados Unidos, y Europa, con un crecimiento significativo en otras regiones como Australia, India y América Latina.
Cada región tiene un enfoque diferente para sus usos, ya sea para la producción de fibra, alimentos, CBD, o productos industriales, lo que refleja la versatilidad de esta planta y su creciente importancia en la economía global.
China es hoy día el mayor productor de cáñamo en el mundo, concentrando, aproximadamente, la mitad de la producción mundial.
Canadá es otro de los principales productores de cáñamo, especialmente para la industria alimentaria. Este país es un gran exportador de semillas y aceite, con un enfoque en la calidad y sostenibilidad.
Por su parte, en los últimos años, Estados Unidos ha visto un crecimiento explosivo en su producción, tanto para el CBD como para alimentos, fibra y productos industriales.
En Europa, la producción de cáñamo es una industria en crecimiento que lidera Francia y es seguida por los Países Bajos, Rumania y Alemania. La Unión Europea permite el cultivo de cáñamo siempre que contenga menos del 0,2% de THC. Allí la planta se utiliza para una amplia gama de productos, incluidos alimentos, materiales de construcción, textiles y bienestar, como el CBD.
En Oceanía, Australia ha expandido rápidamente sus áreas de cultivo, enfocándose en la producción de alimentos y productos de bienestar. La legalización de la producción en 2017 permitió el cultivo a gran escala, promocionándose como una opción agrícola sostenible.
Por su parte, India tiene una larga historia de cultivo de cáñamo, y en los últimos años ha comenzado a redescubrirlo para usos industriales y medicinales. Aunque su industria aún está en desarrollo, el potencial es grande debido a las condiciones climáticas favorables y la experiencia agrícola.
En América Latina, países como Colombia y Uruguay han comenzado a cultivar cáñamo a mayor escala, aprovechando las condiciones climáticas favorables y las reformas legales que permiten el cultivo de cannabis. Estos países están desarrollando la industria, principalmente, para la extracción de CBD con un enfoque en la exportación hacia mercados norteamericanos y europeos.
El cáñamo es legal y sin psicoactivos
En muchos lugares del mundo, la producción de cáñamo industrial es legal siempre que el contenido de THC (tetrahidrocannabinol) esté por debajo de cierto umbral. Los productos derivados, como el aceite de CBD, están regulados por las autoridades sanitarias, aunque las regulaciones específicas varían.
En España es legal cultivar y comercializar cáñamo, siempre que la planta contenga un máximo de 0,2% de THC, y debe provenir de semillas certificadas y autorizadas por la Unión Europea.
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